El viajero decide salir en un dia del verano de 1969 a recorrer La Alcarria, con la fiel compañía de su cámara de fotos.
Sin rumbo fijo, hace una primera parada cerca de Taracena, le gusta una bella vista del Pico el Águila, que, con su hermano gemelo, la Peña Hueva, forman parte del paisaje que delimita la ciudad de Guadalajara.
En su viaje se detiene en la presa del embalse de Entrepeñas, cerca de Sacedón, que, por aquellos años, antes del Trasvase Tajo-Segura y el expolio de agua, se encontraba siempre al cien por cien de su capacidad; observa desde el castillete situado frente a la presa, que, por sus cinco compuertas, la presa alivia agua y no duda en obtener esta magnífica fotografía.
Sigue su viaje y camino de Pastrana se detiene a fotografiar el paisaje alcarreño. Campos de labor y de olivos, plagado de plantas aromáticas como la lavanda, el espliego, el cantueso, el romero, el tomillo o la salvia, que son las que ayudan a las abejas a producir la rica y sabrosa Miel de la Alcarria.
Continuaremos el viaje.