La tarde del 9 de septiembre de 1990 pasó a la historia de la ciudad por el corto pregón festivo que pronunció la periodista María Teresa Campos, ya que tuvo que acortarlo por el lanzamiento de huevos a la fachada del ayuntamiento y bajo la amenaza de la lluvia, que hizo tímida aparición en los comienzos del acto.
La popular pregonera estuvo acompañada en el balcón principal del consistorio capitalino por toda la Corporación Municipal y otras autoridades, dirigiéndose al gentío que llenaba la Plaza Mayor.
El acto arrancó unos minutos después de la 8 de la tarde y comenzó a leer su breve discurso, que tuvo que ser acortado por las circunstancias.
Aun así, fue aplaudida por el gentío asistente, sobre todo cuando hizo una breve alusión a las peñas.
El pregón fue el siguiente:
«Hombre y mujeres de Guadalajara, gentes venidas de muchas partes a participar de la fiesta y de la jarana, arriacense de buen cuño que en estos días honráis a vuestra patrona; ¡bienvenidos y bien hallados seáis!
Permitidme que desde estas modestas alturas os incite a participar en el jolgorio que se anuncia en el programa de este año, aunque, por lo que veo, aquí no hace mucha falta invitar a la jarana porque estáis de sobra preparados para ello… para las peñas de estas tierras, Agapitos, La Amistad, Búfalos, Caracol, Carajillo, Carioquita, La Crisis, Choitos, Pellejo, El Tarro, y Spince.
Para las nueve damas de honor que evocan la magia del «tres veces tres» de los libros milenarios. Para la corporación municipal que ha tenido la gentileza de invitarme a tan solemne ceremonia, vaya mi reconocimiento agradecido sincero. para todas y todos que hasta aquí os habéis llegado vaya también mi afecto y el deseo de que estas fiestas sean inolvidables.
Antes de que largue a los cielos el potente chupinazo, dejadme que os invite a celebrarla fiesta y que brinde simbólicamente de momento -que en breves instantes será otra cosa- alzando a doble mano el buen bizcocho y el vino que amable y pacíficamente emborracha. Que hasta aquí ha llegado con la lección bien aprendida: «Quien a Guadalajara vino y no trato de vino, ¿a qué vino?».
Peñas alegres y con razón impacientes; asamblea a multicolor que el festejo ha congregado; buena fuente y buena puente; buena gente y miel y aceite; pan reciente y vino prudente; uvas albillas, mantequillas; mozas garridas y capas frisadas; besa las manos y gorras de grana. En Guadalajara, ¡sea la fiesta!«.
Al terminar su discurso, Irizar tomó el micrófono para en un grito rápido lanzó “Felices fiestas a todos, felices fiestas» seguido del tradicional chupinazo dieron comienzo las fiesta de 1990.
A continuación, puedes ver una amplia galería del pregón y las peñas.


























