Esta triste noticia, acaecida en la mañana del 5 de diciembre de 1965, así la contaba Nueva Alcarria:
«El capitán don Rafael Castilla Puerta, de 27 años. perteneciente a la Base de Morón de la Frontera, resultó muerto en el acto al estrellarse el reactor que tripulaba, en la mañana del pasado domingo, en el paraje «Las Navas», en el término municipal de Iriépal, a unos seis kilómetros de Guadalajara y no lejos de la carretera de Centenera. El avión había establecido ya contacto con la base conjunta de Torrejón de Ardoz, en la que pensaba aterrizar.
Unos cazadores que se hallaban cerca, en el monte de Villaflores, vieron pasar el avión a ras de tierra y poco después oyeron la explosión que produjo al estrellarse.
Los restos del avión siniestrado quedaron esparcidos a lo largo de casi un kilómetro, y lo único que quedó intacto fueron las ruedas del tren de aterrizaje y parte del motor.
El piloto estaba terriblemente mutilado y carbonizado. Permanecía atado a su asiento. El reloj de pulsera, marca Cauny, estaba intacto y señalaba las trece y veinte, hora del impacto.
Dos helicópteros llegaron a media tarde al lugar del accidente desde Torrejón y a las diez de la noche del domingo el Juzgado militar de Alcalá de Henares ordenó el levantamiento del cadáver».
En la fotografía podemos ver como un lugareño inspecciona con minuciosidad los restos del aparato, esparcidos por las cercanías de Iriépal.






