En el año de nuestro señor de 1980, más concretamente a primeros de enero, la Comisión Municipal permanente del ayuntamiento capitalino, acuerda adquirir una grúa para «mejorar el tráfico de la ciudad».
La llegada de la esperada grúa se hizo de rogar, pues era necesario previamente la contratación de dos conductores y dos peones ayudantes. Estas eran las tarifas aprobadas por la retirada del vehículo: Ciclomotores, 300 pesetas; motocarros, 500; vehículos hasta 1.000 kilos, 1.000 pesetas; vehículos entre 1.000 y 5.000 kilos, 3.000 pesetas, mas 1.000 por cada kilo. Y por el depósito del vehículo (que se localizaba en el antiguo matadero) por cada día 60, 120, 190, 270, 350 pesetas (de la época) respectivamente.
En el mes de mayo de ese mismo año, la grúa fue felizmente presentada a los medios y a los vecinos de la capital. En la imagen posa ante la fachada del ayuntamiento.
La grúa municipal llego para quedarse y para hacer la vida más incomoda a sus vecinos, aunque sabemos que es necesaria.







